lunes, 23 de julio de 2012

Quod natura non dat


Se respira un aire lento y pesado
en la ciudad.
El sol veraniego teje su tela en cada esquina
y desde los balcones
puedes ver cientos de insectos atrapados.
Los enamorados pasean mirando al infinito,
cogidos de la mano y sueltos del alma.
Los amigos de la infancia
se vomitan vidrios rotos unos a otros
y en los balcones
ya no puedes fumar lo que te plazca.
La plaza es un hervidero de foráneos
que disfrutan del exotismo tribal del tercer mundo.
El tiempo pasa cada vez más despacio
en esta ciudad enferma y moribunda
que acalla las voces curativas
y limita tus alas si pretendes saltar
de los balcones.
Se respira un aire lento y pesado en esta ciudad
que pretende quitarme
lo que la naturaleza me prestó.

1 comentario:

  1. las ciudades ahogan ,sólo hay que escapar a espacios naturales,islas inexploradas,de cuendo en cuando ,para envolvernos de mundo nuevamente

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